Esta es la historia de un simple pediatra que decidió hacer las cosas de otra manera
Puede que se parezca mucho a la tuya. Porque mi historia está lejos de ser única.
Esta es la historia de un simple pediatra que decidió hacer las cosas de otra manera
Puede que se parezca mucho a la tuya. Porque mi historia está lejos de ser única.
Érase una vez… el panorama de la Sanidad en España.
Hola, mi nombre es Manuel Antonio Fernández pero en la red todos me conocen como “El Neuropediatra”.
Acabé la especialidad de Pediatría con subespecialización en Neurología Pediátrica en el Hospital Universitario Infantil Virgen del Rocio de Sevilla en 2009.
Sí. En 2009. Justo cuando estalló la crisis económica que asoló a toda España.
Tras el periodo de 4 ó 5 años de relativa estabilidad durante la especialidad, se me acabó la seguridad y tuve que volver a enfrentarme a nuevos retos profesionales.
Con un país en plena crisis, las expectativas laborales se recrudecían. A pesar de contar con una especialidad demandada, conseguir un puesto de trabajo se complicaba incluso en nuestro sector.
Como todo el mundo, buscaba una estabilidad laboral. Así que decidí compaginar mi actividad en la pública y la privada desde el primer momento. En la privada, me tocó darme de alta como autónomo para trabajar haciendo guardias y pasando consulta.
El precio de tu esfuerzo
Al principio, todo marchaba más o menos bien.
Veía a una infinidad de pacientes en muy poco tiempo. Trabajaba de sol a sol para llevarlo todo hacia delante. Mi afán de perfeccionismo (y el paternalismo propio de nuestra profesión) me llevaba a dar mucho más de lo que recibía por mi trabajo; siempre queriendo dejar satisfecho a todo el mundo, los pacientes, los jefes…
La realidad es que trabajando tanto y haciendo tanto esfuerzo, ganas dinero.
Aunque tarden en pagarte, llega la nómina y los pagos y ves ceros en tu cuenta.
Y piensas que merece la pena. Pero no es verdad.
Yo llegué a facturar más de 6000€ al mes durante los primeros años de trabajo, pero a costa de trabajar más de dos jornadas completas, hacer turnos de 72 horas seguidas de guardia sin pasar por casa, apenas ver a mi mujer y ni mucho menos tener tiempo para vivir.
Cuando llevas pluriempleado un tiempo, empiezas a darte cuenta de cómo funcionan las cosas.
Empiezas a entender que, por mucho que trabajes, el control de la situación no está en tus manos.
En la pública, mi contrato de 3 meses se transformó pronto en contratos de 15 días de media jornada. Además, la renovación dependía de caerle bien al jefe, no de lo bien que hiciera mi trabajo. La inestabilidad reinaba, las presiones para disminuir gastos, derivaciones, pruebas… iban en aumento y las condiciones laborales en caída libre.
En la privada las cosas tampoco eran mejor. Tenía que tener contentos a todos los intermediarios (el Hospital, el jefe de servicio, las compañías…) y al final, tenía un puesto precario como falso autónomo. Ganaba más pero la inestabilidad era igual o peor.
Me sentía como un operario autómata al servicio de las indicaciones de un ordenador central. A veces pensaba que nos presionaban con malas condiciones de trabajo e inestabilidad laboral para hacernos sentir inseguros y fácilmente manipulables.
Luego entendí que ese pensamiento no era una sospecha. Sino una realidad.
Que al final, nos tienen en la palma de su mano y nos convencen de que la única opción posible para ser un buen médico es la que ellos te ofrecen.
Básicamente, nos engañan.
Mis primeros pasos...
Cada vez más frustrado y cansado de tanto trabajo dependiente de los caprichos de otros, empecé a buscar alternativas.
Aproveché mi interés por las nuevas tecnologías y pasé horas en Internet buscando alternativas a esta situación que me estaba llevando al extremo.
Tuve que dedicar mucho tiempo y esfuerzo a aprender todo lo necesario para gestionar y sacar adelante un negocio propio (marketing, gestión, cuentas…). Y todo sin dejar de lado la formación y la actividad asistencial.
Puse en práctica diferentes estrategias, realizando pruebas, desarrollando mi consulta y mi actividad privada.
Fui desarrollando programas específicos para los problemas neurológicos infantiles, mi especialidad, que ofrecía a los pacientes de una forma 100% privada y al margen de las compañías.
Empecé a captar pacientes a través de la red y a potenciar el boca a boca para dejar de depender de las clínicas o las compañías.
En poco tiempo, tenía una consulta hiperespecializada con un volumen creciente de 1.00% pacientes privados que me buscaban para que fuera el neuropediatra de sus hijos.
Y mi revelación
Lo que hacía era una novedad en mi sector y mi especialidad.
Pilló desprevenidos a muchos y me supuso enfrentamientos con jefes, clínicas, compañías… que veían cómo era cada vez menos dependiente de ellos y empezaba a gestionar la consulta por mi cuenta.
No les interesaba que uno de sus médicos dejara de comportarse en modo autómata.
No querían que me saliera del redil de ver pacientes cada 15 minutos y cobrar 10 euros por visita.
Les incomodaba que llegaran pacientes privados, sin aseguradoras, a 75€ cada uno.
Porque ellos no tenían el control sobre esos pacientes. Eran pacientes propios porque me buscaban a mí.
Amigo mío, tus pacientes son tu poder.
Tocando fondo
Había dado con la clave: tener tus propios pacientes. Pero a pesar de tenerlo claro, el camino no iba a ser fácil.
Porque tenía que hacer frente a enemigos poderosos. Y yo era un simple pediatra. Me sentía inseguro, pequeño, a veces triste y muchas veces incapaz de seguir adelante con la batalla.
Las cosas empezaron a torcerse para mí cuando intenté salirme del camino marcado.
En la pública acabaron por no renovarme el contrato por cuestiones puramente personales y acabé en un centro de salud trabajando de pediatra general.
En la privada muchos compañeros no entendían por qué estaba haciendo las cosas de una forma diferente. Los jefes de los centros en los que trabajé siempre acababan poniendo trabas cuando veían que mi consulta empezaba a despuntar.
Un buen día, el director médico del hospital donde hacía guardias y pasaba consulta me puso entre la espada y la pared:
O me adhería al 100% a su modelo de negocio anulando completamente mi autonomía e imagen o tendría que irme de allí rápido y por la puerta de atrás.
Me lo vendieron como un avance. Me ofrecían ser responsable de la maquinaria de comunicación de la clínica. Pero tenía claro que el único objetivo era fagocitarme para luego eliminarme.
Fue un momento de pánico para mí.
Estuve tentado de ceder, pero me sentía confiado por la respuesta de los pacientes, el apoyo de mi mujer y la ilusión de trabajar por una consulta en la que ejercía como siempre había querido.
Decidí concentrar mis esfuerzos en conseguir el trabajo y la vida que siempre había querido.
Y entendí que para conseguirlo necesitaba una consulta privada propia 100% donde seguir viendo a mis pacientes sin trabas.
Tenía claro mi objetivo. Quería ser un médico libre e independiente. Quería dar la mejor atención posible a mis pacientes y hacerlo de una forma que me permitiera tener una vida estable y feliz.
Así que me puse manos a la obra, y a la vez que seguía trabajando, busqué hasta dar con el lugar ideal para mi primera iniciativa de consulta privada propia 100%.
Pero no estaba solo
Dentro de toda esta locura de trabajo, guardias, disputas y presiones, unos meses antes había encontrado por casualidad a Jesús Garrido.
Jesús es un pediatra de Granada que marcó un antes y un después en mi vida.
Encontré su ebook llamado “La eSalud para Sanitarios” y en uno de sus capítulos contaba su historia personal.
Me sentí identificado al 100% con él.
Habíamos pasado por una historia similar, pensábamos igual y yo estaba intentando hacer lo mismo que él. Solo había una pequeña diferencia: él ya lo había conseguido.
¿Cómo lo había hecho?
Leí, busqué, investigué, contacté con él y me presentó un curso que había preparado explicando cómo había alcanzado sus resultados. No lo dudé ni un momento e invertí los 2.500€ que costaba su programa de formación.
Ha sido el dinero mejor invertido de mi vida.
Puse en marcha lo mejor posible sus enseñanzas y las fui adaptando a mi caso particular.
Poco a poco, fui encajando todas las piezas de la estrategia que hacían falta para llegar al objetivo.
Al final conseguí unos resultados mejores de lo que nunca hubiera imaginado.
Si no hubiese sido por Jesús y por todo lo que aprendí de él, nunca habría podido estar preparado para hacer este camino y enfrentarme a todo lo que he superado hasta la fecha.
Jesús fue mi primer mentor y hoy en día, mantengo una magnífica relación de amistad con él.
El ascenso es más fácil cuando alguien te guía
A partir de entonces, tuve la completa libertad y autonomía para presentarme y sentirme como un profesional 100% independiente.
Todo dependía de mí para bien o para mal. Mi nueva situación, lejos de preocuparme, me estimulaba.
Había sido capaz de enfrentarme a los grandes poderes de la sanidad privada y vencerlos. Sabia hacer bien mi trabajo y tenía una cartera de pacientes fieles que me seguían donde hiciera falta. ¿Que más podía pedir?
El boca a boca siempre ha sido la base del crecimiento de mi consulta, pero la incorporación de las estrategias y herramientas que aprendí de Jesús y, más adelante, de Franck Scipion, mi segundo mentor, han sido fundamentales para hacer crecer rápido lo que ya iba bien antes.
El blog, las redes sociales, los medios de comunicación… me proporcionaron visibilidad y autoridad en mi sector hasta convertirme en un referente.
Las nuevas tecnologías, la consulta on line, la videoconferencia… me han permitido conseguir una lista de espera de 3 meses de pacientes 100% privados que reservan la cita pagando por adelantado. Esto son ingresos predecibles y recurrentes que me permiten vivir tranquilo, sin sobresaltos, sabiendo lo que voy a ganar con antelación.
Al fin y al cabo es lo que quería: seguridad, estabilidad y previsión a la vez que gozo de independencia para hacer bien mi trabajo y sentirme realizado ayudando a unos pacientes que están encantados con mi labor.
Recompensas inesperadas
Los resultados de todo este esfuerzo no han tardado en llegar.
El reconocimiento de compañeros y pacientes ha sido visible gracias a los Doctoralia Awards, ya que llevo 4 años entre los 2 pediatras más valorados de España.
Los profesionales también premiaron mi esfuerzo entregándome la Estrella de Oro del Instituto para la Excelencia Profesional.
La sociedad también reconoce el esfuerzo de los profesionales innovadores y se hace patente con la Medalla de Oro del Foro Europeo Cum Laude.
Finalmente, el mundo del emprendimiento también valora la innovación en salud y la Revista Emprendedores me ha otorgado el Premio al Talento
Mi proyecto ha seguido creciendo y me ha permitido poner en marcha en Sevilla un centro privado especializado en problemas neurológicos infantiles formado por un grupo de siete profesionales expertos en neurodesarrollo.
Hemos superado los 8.000 pacientes atendidos y replico mi modelo con cada uno de mis colaboradores consiguiendo una y otra vez los mismos resultados de visibilidad, reputación y facturación.
Ahora mismo, las cosas funcionan casi en autopiloto gracias a un sistema que ha demostrado su eficacia.
En la actualidad, facturo 6 cifras anuales trabajando 8 horas al día. Atiendo pacientes 100% privados sin prisas ni agobios.
Mi consulta está disponible para todo el mundo gracias a las nuevas tecnologías y los pacientes pueden consultar desde casa. Estoy encantado con mi labor y mis pacientes opinan de una forma inmejorable. Estoy tranquilo, seguro, relajado y me siento realizado.
¿Y si tú también pudieras ser un médico libre?
Ahora te toca a ti.
Tengo ganas de hacerlo para acabar con el monopolio y las mentiras que nos han contado, con el maltrato por parte de las empresas y la degradación sistemática de nuestra profesión.
Me siento ilusionado viendo que yo lo he conseguido pero no me sentiré completamente a gusto hasta que la profesión de médico recupere el estatus y el reconocimiento que nuca debió perder.
Por eso he creado Lifestyle Profesional. Un sitio para profesionales inquietos donde voy a compartir todo lo que sé contigo.
Si el principio de mi historia se parece mucho a la que estás viviendo ahora mismo y quieres darle otro rumbo, estás en el lugar adecuado.
Eres de los nuestros. Y me encantaría conocerte. Por eso quiero ir un paso más allá de contarte mi historia. Quiero escuchar la tuya.
Escríbeme un correo a manuel@lifestyleprofesional.com y cuéntame cómo te van las cosas y cuáles son las aspiraciones que tienes con tu clínica. Espero tu correo. Escríbelo ya mismo.
Un abrazo,
Manuel Antonio “El Neuropediatra”.